Cada acto de amor, lleva en sí misma la huella del alma.
Todo lo que se hace con amor, por pequeño que sea, repercute en nuestra vida impregnándola de dicha.
El yo, no dirige estás cosas, porque no se rige por el ahora.
En cambio, el alma que es eterna, mira todas las cosas desde todos los ángulos posibles.
Así mismo, cuando recibimos amor, estamos siendo nutridos por el alma que se retroalimenta dando y recibiendo continuamente.
Todas las personas que pasan por nuestra vida, están en mutuo acuerdo para este fin.
Todo es aprendizaje, pero también todo es alimento para el espíritu.
Fuente: Resonancia Vibración