¡La vida es sencilla! ¿Por qué habrías de complicártela? ¿Por qué escoger una ruta tortuosa, cuando tienes el camino directo ante ti?
Permite que la vida se desarrolle para ti, y no intentes forzar su desarrollo.
No puedes forzar la evolución de una flor, pues si lo intentaras, destruirías la belleza y la perfección de esa flor, debido a tu impaciencia.
Hay un tiempo preciso para cada cosa, ¿por qué no, pues, seguir el ritmo de la vida, fluir con él y contemplar cómo se despliegan Mis maravillas y Mis glorias con auténtica perfección?
Cuando se hace algo fuera de su tiempo, el resultado es que algún proceso queda detenido, en lugar de acelerarlo como se podría imaginar.
Por tanto, espera en Mí de forma callada y confiada, y nunca te precipites a hacer algo, antes de que haya llegado su hora. Además, nunca arrastres tus pies, perdiendo así un tiempo precioso.
Toma conciencia de que hay un diseño y un plan gloriosos en todo lo que estás haciendo, y da eternas gracias.
Extraído de «Pensées quotidiennes» de Eileen Caddy